Las gripes y los resfríos son enfermedades muy frecuentes y sumamente contagiosas. Son enfermedades virales, de las más comunes. Pueden acarrear algunas complicaciones pero por lo general son trastornos que por su evolución se consideran benignos, que remiten espontáneamente, es decir, que el propio cuerpo facilita una curación, mediante la respuesta inflamatoria y por la evolución cíclica de la infección gripal, «autolimitada». Muchos antigripales son de venta libre, compuestos de varios medicamentos y es nuestra tarea juntar información de otros remedios que puedan servir para limitar antes la enfermedad.

Por ejemplo, hemos visto que la mayor parte de los antigripales que se venden en kioscos y farmacias tienen una acción claramente sintomática, ya que no actúan en las causas de la gripe. Al bajar la inflamación del organismo, los medicamentos antigripales fomentan esta bajada de la fiebre, pero generan respuestas que el cuerpo no considera como «normales». Es por ello que debemos aprender a identificar los síntomas de la gripe para poder después elegir el tratamiento. Es decir, una vez que sabemos como funcionan los antigripales y que conocemos las acciones de los remedios alternativos, podremos estar en condiciones de optar por el tratamiento más sano y natural. Lo importante en estos casos es no confundir los síntomas de la gripe con alguna otra enfermedad infecciosa más grave.

Síntomas de la gripe

Los síntomas son por lo general muy fáciles de identificar por ser bastante conocidos. Estos son: dolores musculares o dolores de cabeza intensos, fiebre, tos, mucosidad densa o en abundancia.

Y también son frecuentes otros síntomas comunes en la gripe, como decaimiento, mareos al agacharse, entre otros. Se sabe que su evolución puede no ser muy grave pero hay en ciertos casos en los que la consulta al médico debe ser un paso ineludible, estos son: cuando se presenta en ancianos o niños, en personas con problemas respiratorios frecuentes o problemas cardíacos.

También cuando estos síntomas se prolongan más de lo habitual o cuando van acompañados de otros síntomas no usuales en estas enfermedades, es preciso consultar con su médico dado que puede tratarse de otra enfermedad más complicada.

Curar la gripe

Una vez que conocemos los síntomas, estamos en condiciones de «curar la gripe» de modo sintomático, es decir, atacando el síntoma que más esté molestando y que su remisión nos haga mejorar la calidad de vida hasta la remisión del cuadro. Por ejemplo, si el problema es la tos, buscaremos el modo de hacer los mejores jarabes para el caso.

Por lo general un refrío dura 7 días si se lo trata y más de una semana si no se lo trata pero  esto no es tan matemático y puede llegar a durar menos o más. Lo importante es saber que las molestias o incomodidades que estas enfermedades generan pueden aliviarse más allá del tiempo que duren.

Tratar de beber bastante líquido y consumir alimentos con vitamina C (pepino, kiwi, cítricos).  Una infusión preparada con sauco, manzanilla y tilo ayuda a combatir mejor los resfríos.

Prevenir la gripe: medidas y vacunas

Se recomienda guardar reposo para que el organismo se encuentre en las mejores condiciones para combatir el virus. No comer alimentos muy condimentados o pesados y evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco. No exponerse al frío o a los cambios climáticos bruscos. Reposar en ambientes que no sean ni demasiado secos ni muy húmedos.

Para prevenir la gripe también se cuenta con las vacunas que salen todos los años según las cepas vigentes del cirus de la gripe (influenza). De todas maneras, la prevención con la vacuna antigripal nunca es del todo completa, puesto que no previene de resfríos comunes y fuertes. Se suele indicar la vacuna en la tercera edad y es obligatoria para los profesionales del ámbito de la salud.

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